sábado, 18 de noviembre de 2006

LA OTRA EN CHIAPAS

La hora de nosotr@s
Los primeros días, Chiapas
En el camino que lleva de Huixtla a San Cristóbal de las Casas puede verse las huellas del desastre causado por el huracán Stan. Volver la vista hacia las montañas, es percatarse de la fuerza con que las montañas fueron azotadas por la lluvia y el viento.
Debajo de muchos deslaves, por supuesto, había personas, comunidades, pueblos enteros que fueron arrastrados por piedras monumentales y toneladas de lodo. Y desde el desastre el horror continúa. Tan solo en el Arenal, cuatro colonias enteras desaparecieron. Los habitantes de Huixtla comentan que todavía no han sido desenterrados los muertos que siguen bajo el puente de la salida hacia Aquiles Serdán. Ahí mismo, en Huixtla, hay 800 personas damnificadas que llevan menos viviendo en un albergue.
En toda la costa de Chiapas, las enfermedades estomacales son presencia y amenaza. La gente, en todos los rincones de México, tiene muchos motivos para estar enojada y razones de sobra para organizarse y querer transformar las cosas. Éste es México que se nos manifiesta en los primeros días de la Otra Campaña.
2 de enero, San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Ese enojo esa gana de organizarse ya es perceptible desde la primera sesión del subdelegado Zero con adherentes de la Otra Campaña.
Predominan las voces indígenas de algunos hombres y muchas mujeres que vienen del Municipio Venustiano Carranza, de la Colonia Candelaria, del Movimiento Independiente de Mujeres (MIM), del Colectivo Educación para la Paz y los Derechos Humanos (CEPAZ), del Comité Ciudadano para la Defensa Popular (COCIDEP)de la comunidad La Grandezade Oxchuc, del Municipio Nicolás Ruiz, de San Andrés Larráinzar, del Colectivo de Psicólogos Rebeldes.
Cuando alguien afirma “nuestro motor es la indignación” parece estar describiendo el estado de ánimo general. La gente quiere organizarse en torno de temas como derechos humanos, injusticia, violencia, migración, bajo precios de los productos del campo, desmilitarización, libertad a los presos políticos, derecho a la propiedad de la tierra, igualdad para las mujeres, educación. Hay una propuesta que flota en el ambiente a lo largo del día: para lograr la transformación “radical de la humanidad” en esta Otra Campaña “hay que aprender a desaprender” y desechar muchos esquemas de trabajo preestablecidos.
Las voces de los nuevos adherentes en Chiapas son contundentes. Un compañero afirma: “Quiero luchar juntos por la tanta injusticia”. Hay quien viene “a aprender a escuchar para aprender a luchar contra los neoliberales” y a “ vencer lo que destruye la vida”. De los que vienen por primera vez surgen fases que suenan sinceras: “Les entrego mi trabajo. Ya me cansé de sólo pensar y no actuar”. Y el tono del: “No tengo miedo de nada, más que de no hacer nada”.
4 de enero, San Cristóbal de las Casas. Colonia La Hormiga y Plaza Central
Los chamulas cuentan su lucha por un espacio digno para vender sus productos en el mercado de San Cristóbal.
5 de enero, Chiapa de Corzo y Tuxtla Gutiérrez
Se enfatizan los reclamos que ya hubo en San Cristóbal: bajo precio de los productos, falta de tierras, explotación, una educación que no es para todos, una democracia que no llega.
En Tuxtla Gutiérrez se reúne un gran número de trabajadores de la sección VII del Magisterio. Se habla del desencanto hacia los partidos políticos, la exigencia de revisar las formas de organización y lograr un cambio social profundo.
6 de enero, Tonalá.
El Frente Cívico Tonalteco de Resistencia Civil, organizado en la Sexta Turula, recibe al Delegado Zero en un acto donde hay profesores, jóvenes, pescadores, ejidatarios, comuneros, mujeres, estudiantes, artistas. Una queja constante es la que tiene que ver con el pago de altas tarifas de luz. Muchos están indignados: “No es posible que estemos pagando altas tarifas cuando aquí se genera la luz, compañeros. Pero esto se acabó”. Una joven habla con fuerza sobre el desprecio con que se les trata y llama a otros jóvenes a no permitir más atropellos por parte de los adultos, pues “hemos nacido para ser libres y eso no es así”.
En ese momento, el Subcomandante Marcos interrumpe la sesión y avisa que se retirará un momento con su guardia. Una hora después regresa y toma la palabra para darnos la terrible noticia de que “nos arrancaron un pedazo del corazón” porque ha muerto la Comandanta Ramona.
9 de enero, Tonalá.
A lo largo de la tarde hay condolencias por la muerte de Ramona. Pero, la lucha sigue. Una estudiante abre con firmeza: “Por lo menos tengo el valor de expresar lo que siento. No me quedo callada”. La gente se concentra fundamentalmente en buscar la forma de resolver sus problemas de manera autónoma e independiente, cruzando información con otros grupos y sacudiendo la apatía en todo Chiapas. Otra joven pide la palabra y no necesita micrófono. Desde la mitad del auditorio su voz se escucha firme: “La lucha nunca termina”, “Los grandes luchadores no fueron políticos sino gente como nosotros”.
En su discurso final el Delegado Zero retomará estas palabras para decir que sí, que los grandes luchadores son la gente humilde y sencilla que ha sido convocada por la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.
10 de enero, Colonias Joaquín Amaro y San Isidro.
En la colonia Joaquín Amaro, una pequeña comunidad de dos mil habitantes, casi todo el pueblo se ha organizado de tal manera que tienen dos años sin pagar la luz. El representante anciano plantea la problemática de no tener hospital ni acceso al sistema de salud. Hay mujeres que se animan a hablar y lo que quieren es carretera.
En San Isidro, aún no ha empezado el evento pero un joven empieza a manifestarse. Exige educación gratuita, laica y obligatoria. Un estudiante de la UNACH que viene en la caravana lo escucha con atención. Cuando el muchacho del micrófono termina de hablar le pide sus datos para no perderse, pide prestada una pluma y corre a tejer un nudo de la red, a conectarse con el otro muchacho. Así pasa con la Otra Campaña en todos lados. La gente se escucha, se conoce y luego se conecta de inmediato para no perderse, para no seguir luchando sola.

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