LA NIÑA DEL CORAZÓN ROTO

Llegamos hasta Aguascalientes…
Y traemos un corazón para los niños de Cañada Honda, en un pequeño cuento que les queremos contar, de una niña que en estos días se levantó preocupada porque pensó que tenía el corazón roto, y no tenía el corazón roto, pero esa mañana se levanta y dice:
- Bueno, pues ¿ qué será? . Yo creo que tengo el corazón roto.
Y empezó a buscar los pedazos ahí en su cuarto donde dormía, debajo de la cama, debajo de la almohada, debajo de una mesita, buscó en la sala , en la cocina; salió al jardín buscando los pedazos de su corazón roto, que no estaba roto.
En eso estaba, cuando por fin encuentra un pedacito de corazón, y se pone muy contenta:
-¡Por fin encontré el pedazo de corazón que se me había roto!
Estaba muy contenta la niña con ese pedacito de corazón cuando escucha una voz que dice:
-Ese pedazo de corazón es mío.
La niña volteó hacia la voz que le hablaba y sólo vio una sombra y le dijo la niña:
-¡No! es mío, es mi corazón que está roto.
Y la sombra le dice:
-¿Caso está rompido tu corazón? esta cabal nada le falta, ese pedazo de corazón es mío.
Y la niña
-Caso se dice rompido, se dice roto y es mi parte de corazón.
-A ver pruébalo -dice la sombra- pruébalo en tu corazón , a ver si es cierto que está rompido.
-¡Roto!-dice la niña- no rompido.
Y en ese momento la niña agarra el pedacito de corazón y lo trata de acomodar en el suyo y ve que en efecto su corazón no esta roto, apenas unas rasguñaduras, una que otra abolladura, pero estaba completo, cabal.
Y entonces la niña dice:
-Si es cierto, no es mío, tómalo, tal vez es tuyo.
Entonces le entrega ese pedacito de corazón a la sombra y en ese momento ve, que en efecto, el corazón de la sombra estaba todo hecho pedazos, lleno de cicatrices, como un viejo rompecabezas al que no le cabían las partes ya.
La sombra agarró el pedazo del corazón y apenas con un poco de salivita pegó el pedazo que le había entregado la niña, casi inmediatamente cayó otro pedazo y otro.
La niña entonces quedó viendo a la sombra y le preguntó quién era.
- Soy el guardián de la noche-dijo-y tú ¿quién eres?- Yo soy una niña nada más, pero ya me di cuenta, comparado con tu roto corazón, el mío todavía no empieza a ser rajado en partes.
-Y ¿qué es lo que haces?- le preguntó a la sombra.
-Yo camino, camino con otros, con otras - dijo la sombra-
-Y¿ que es lo que estas haciendo?
-Busco el día, el día para todos, no para unos cuantos.
La niña se distrajo un momento a tratar de desarrollar su pobre corazón y en ese momento dijo:
-Si es cierto, yo no tengo mi corazón rompido.
Y se oyó una voz que dijo:
-¡Se dice roto! No rompido.
En eso volteó la niña y apenas alcanzó a ver que una sombra se diluía en la luz de la luna que se iba desgastando por el cielo de Aguascalientes.

SCI Marcos.